miércoles, 28 de junio de 2017

MALLORQUÍN

Ante todo que vaya por delante que soy un chalado de los que nombra la señora Armengol por defender el castellano. Y para colmo, auque soy mallorquín (Ramis), me expreso mejor en castellano. Por eso no entiendo esa maniaca obsesión que tiene la señora Armengol con el catalán. Si fuera por ella en la isla lo tendría que hablar todo el mundo, sea un asesino, transexual, turista o político. Todo el mundo. Dice que supondría una tragedia que se perdiera. ¿Tragedia de qué? Pero como yo soy un chalado no me importaría que se perdiera el catalán en las islas mientras que nuestro mallorquín siguiera vigente. La mayoría de mis amistades son mallorquinas y hablan mallorquín y no tienen ningún problema. Es más, con ese afán de la señora Armengol con que todo quisqui hable catalán, se están haciendo anticatalanistas. Son poquísimos los mallorquines que no se expresan en mallorquín. Estaremos todos muertos y el mallorquín lo hablarán los hijos de nuestros nietos. Porque yo creo que el catalán es un problema político de intereses que cuatro listos, como dice la señora Armengol, no quieren dejar de vivir del cuento defendiéndolo. ¿Se han preguntado cuántas personas viven del catalán? Se sorprenderían, se lo aseguro. ¿Cómo puede decir una política como la señora Armengol, socialista para más señas, que perder el catalán sería un vergonzoso símbolo del escaso aprecio contemporáneo por la riqueza cultural? ¡Dios mío! ¿Cómo se puede decir semejante barbaridad cuando los políticos de turno han dejado destrozar a nuestra bella Mallorca? Siempre me acordaré de un político del AP que me dijo, con respecto a la demolición del Teatro Lírico. Dijo: “Garrido, los turistas quieren jardines no teatros.” Esta es la auténtica idiosincrasia del político mallorquín: pasar de todo. Por eso hemos permitido que hayan destrozado nuestro paisaje, nuestras calles, nuestros edificios emblemáticos, etcétera, etcétera. Durante años y años vi pasar las galeras por el barrio chino lleno de putas y macarras sin que ningún político dijera nada. Hace años que veo gente (no sé si hablan catalán) haciendo cola para obtener un miserable bocadillo en la iglesia de los Capuchinos. No me venga con el puto rollo del catalán, váyase usted a pasear por la calle y oirá a la gente hablar en mallorquín. No mezcle el mallorquín con el catalán, por favor. Nosotros somos mallorquines, como lo fueron mis tatarabuelos, no catalanes. Pocas cosas tienen que hacer ustedes que se preocupan por el catalán de los catalanes. En todos los centros de enseñanza tiene que haber la opción de poder estudiar en catalán y en castellano, y en todos, el inglés. Así de fácil. Como la señora Armengol no es una chalada ni una dictadora como Franco, que quería que todo el mundo hablará castellano, lo entenderá. No veo que sea tan difícil que todos hablemos lo que nos de la gana.