domingo, 10 de febrero de 2019

“Acabaremos con la normalización lingüística y el adoctrinamiento”

Se les acabó la bicoca a los partidos de izquierdas de las Illes Balears. Yo podría decir de muchas maneras el porqué se les acaba, pero voy a ser sencillo y directo, como suelo serlo. Se les acaba el chollo por TONTOS. Así de claro: tontos del culo, como dice José Mota. Tontos, tontos, tontos, tontos. Igual que a María Antonia Munar le pudo la avaricia y a ellos no les ha podido nada porque directamente son tontos. No han sabido ver el futuro que viene (muy típico de los nacionalistas que son retrógrados), no han sabido escuchar a la mayoría de la sociedad, se han cerrado en cosas como el catalanismo olvidándose de que aquí se habla mallorquín, aunque solo sea un dialecto. La lista de las cagadas que han protagonizado es larga y tortuosa, sobre todo la señora Armengol y el señor Noguera. Y ahora vienen las consecuencias. Ayer, sábado, la Sala Magna del Auditórium de Palma estaba a rebosar de gente enarbolando la bandera española y gritando: Viva España. Y Jorge Campos, líder de VOX, se le llenó la boca diciendo que se acabó la normalización lingüística y el adoctrinamiento en las aulas. Dijo que la Sanidad será devuelta al poder central. Dijo que subirá el salario de la Guardia Civil, policía nacional, funcionarios de pensiones y guardias jurados. Le faltó decir que a las queridas había que ponerles un piso como se hacía en el franquismo. También dijo que las prestaciones sociales sean para los españoles no para los inmigrantes, etcétera, etcétera. No estoy contento de escribir esto, más bien triste. Pero lo peor de todo es la razón por la que hemos llegado a este punto, que sin lugar a dudas empezó con el Independentismo catalán y luego Rajoy. A ver si esto que va a ocurrir provoca que salgan nuevos líderes de izquierdas de verdad (no nacionalistas ni catalanistas) que lo tengan claro y que sepan escuchar al pueblo.

LA MENTIRA DE LA TRANSICIÓN

Cuando yo era joven no me interesaba la política para nada. Sabía que había un dictador dirigiendo el país y una policía muy cabrona con la que tenías que ir alerta. Tampoco leía periódicos pero sí libros, que es diferente. La mayoría de los que fuimos jóvenes en los años 60 y 70 éramos prácticamente unos incultos que estudiábamos francés en el colegio. Pero los que tuvimos la suerte de nacer en Mallorca se añadieron las suecas a esa ignorancia. Seguíamos con ella pero follábamos más que cualquier joven de la península, menos los de las costas. O sea que los mallorquines y peninsulares que vivían en la isla de la calma tenían el tema del sexo resuelto. Pero de repente uno se va a Madrid o Barcelona a buscarse la vida creyendo que todo el monte es orégano y se encuentra con unos señores vestido de gris que se dedican a pegar con unas porras a la gente, tirar bombas de humo y pelotas de goma que duelen que te cagas, y a veces tiros al aire. De la soleada Mallorca, de las suecas y de las playas, a correr por Gran vía o por el Rastro delante de los grises. Pero lo peor no es correr delante de ellos, lo peor es correr sin motivo alguno. Porque tú eres actor y has venido a Madrid a trabajar de ello y te importa un huevo la política. Pero eso no se lo puedes explicar a los grises. Cuando estalla el caos solo tienes dos opciones: correr o esconderte donde puedas y esperar a que pase todo. No existe la posibilidad de diálogo. Yo me escondido debajo de un puesto en El Rastro, en un portal, debajo de un camión, en un comercio, en un parque, etcétera. Yendo una vez con Manuel Maciá (compañero en este periódico), que había venido a Madrid por alguna razón que no recuerdo, nos sorprendió una de esas carreras de los grises en la Plaza España. En nuestra huída fuimos hacia la cuesta de Santo Domingo pero giramos antes a la izquierda saliendo a una pequeña plaza. Pero en nuestra huída a ninguna parte a Manolo le alcanzó una pelota de goma en la pantorrilla que le hizo saltar en el aire. Nos metimos en un portal y esperamos media hora para asomar la cabeza. El moratón que le provocó, además de mucho dolor, la pelota de goma a Manolo asustaba. El moratón negro estuvo varías semanas en irse del todo. Así era el día a día de la democracia de la transición en la capital de España, las de los Franco, esos malnacidos que no quieren que se saque al abuelo del Valle de los Caídos. Porque que nadie se engañé, la transición fue una farsa de los franquistas y del Rey.