martes, 23 de mayo de 2017

BARCELONA: UNA FRANQUÍZIA

Cuando yo era joven las personas mayores me decían que el pasado era mejor. Eso siempre se ha dicho, que el pasado fue mejor, aunque la mayoría de las veces no es cierto. Pero ahora sí se puede decir con absoluta seguridad, que el pasado fue mejor, al menos para personas de mi edad: sesenta y cuatro años. No soy carca, ni reaccionario, ni soy del PP, más bien soy anarquista. Digo esto porque no me cierro al progreso. Actualmente hay cosas muy buenas para nuestro mundo, pero pienso que no tan buenas para el ser humano. Esto viene a cuento por lo que estoy leyendo en periódicos de que hay que poner freno al turismo. Al principio, no estuve de acuerdo, pero cuando el sábado me paseé (pasear es un decir) por la plaza de Cataluña y Las Ramblas de Barcelona, sobre las doce de la mañana, cambié radicalmente de opinión. ¡Hay que poner freno al turismo! Si en este artículo contará las barbaridades que vi, no bastaría el periódico. ¿Han visto alguna vez ha chinos hacer cola? Me explico. Los bares de La Boquería estaban abarrotados (no confundir con llenos) de gente sentada en taburetes comiendo. Pues bien, detrás de esas personas había chinos de pie, a unos dos palmos, esperando. Y detrás de esos que esperaban, había otros, también a unos dos palmos, esperando. Increíble pero cierto. En todos los cajeros automáticos de la zona había colas de diez a quince personas esperando. Por el centro de Las Ramblas era prácticamente imposible caminar, tenías que ir lentísimo, y ya no cuento para entrar en el mercado La Boquería. Eso era casi imposible. Igual que en las calles adyacentes a La Rambla, abarrotadas de turistas. Y lo más triste (para mí, no para los empresarios capitalistas) es que todas las tiendas y restaurante son marcas o franquicias. Era como caminar dentro de un catálogo de marcas. ¿Esto es el progreso? Para mí el progreso es encontrar fármacos para curar enfermedades, para mí el progreso es construir casas para los necesitados, para mi el progreso es que suban las pensiones y que la Seguridad Social esté al día con sus enfermos, etcétera, etcétera. El progreso no es una plaza enorme llena de marcas de ropa, franquicias de restaurantes y multitudes de turistas dando vueltas. Sí, los tiempos han cambiado.

NUESTRA SEGURIDAD SOCIAL, LA MEJOR DEL MUNDO

No pongo en duda que nuestra Seguridad Social sea la mejor del mundo, visto lo visto. La verdad, tenemos mucha suerte. Pero otra cosa son los médicos, que desgraciadamente no son dioses, y son como cualquier hijo de vecino. Por ejemplo, una joven doctora de S.S. que operó a un amigo mío y le hizo una chapuza. Mi amigo, gracias a ella, lleva un tubito metido en el pito y conectado a una bolsa desde hace seis meses. Entre infección e infección está desesperado. Los de la S.S. se dieron cuenta de la cagada de la joven doctora y pusieron otro médico a mi amigo. Este otro médico le dice que tienen que operarlo, y que la operación durará sobre unas cuatro horas, y que hay el sesenta por ciento de que salga bien. Mi amigo, desesperado, alterado al borde de un ataque de nervios, ha optado por la medicina privada, porque, entre otras cosas, tiene bastante dinero. Dentro de una semana vendrá un equipo de médicos de Barcelona a operarlo en Palma con el noventa por ciento de posibilidades de que todo salga bien. La cifra de lo que le cuesta a mi amigo la operación ni la digo para no asustar. Hasta aquí bien (es un decir), pero ahora supongamos que mi amigo no tuviera un duro, que es mileurista, que vive al día, ¿qué pasaría? ¿Se quedaría el resto de su vida con el tubito en el pito entre infección e infección o se arriesgaría a dejarse operara otra vez por la S.S.? ¿Por qué normalmente los seres humanos no estamos a la altura de las circunstancias? ¿Esa joven doctora que se equivocó con mi amigo seguirá operando impunemente en la S. S.? Otro amigo, que hace un año falleció, era el director de radiología de Son Dureta y, un día, desayunando en la cafetería del hospital me dijo: “Si supiera la gente la cantidad de enfermos que mueren por equivocaciones médicas, quemarían Son Dureta.”.        

PEDRO SÁNCHEZ DIJO NO

Los que están en mi entorno saben que yo estaba casi seguro que ganaría Pedro Sánchez las elecciones del PSOE. ¿Por qué? No es que sea vidente ni adivino, ni haya ido a alguna bruja a que me tire las cartas. Lo sabía porque si de algo entiendo un poco es de la psicología humana. De acuerdo que han sido muchos condicionantes que han ayudado al triunfo al Pedro Sánchez. Pero hay una cosa, tan solo una, que lo ha hecho ganar. El señor Sánchez dijo NO al señor Rajoy, y cuando todos los partidos cambiaron de opinión al respecto, e incluso su partido se bajo los pantalones con el PP, el señor Sánchez se mantuvo en el NO. Y eso le trajo muchos problemas y ahora le ha hecho ganar las elecciones. Los seres humanos no somos demasiado inteligentes, al menos el ochenta por ciento de la humanidad, pero, casi todos, coincidimos en dos cosas por burros que seamos. La primera es que nos gustan las causas perdidas como la era la del señor Sánchez, y la segunda, nos gustan las personas que se mantienen en sus trece pase lo que pase a pesar de que salgan perjudicas. Vaticino que a partir de ahora el PSOE saldrá de las cenizas como el Ave Fénix, en este caso, con Pedro Sánchez.