viernes, 20 de marzo de 2020

Tolo Güell, el ángel sin alas.

Normalmente cuando uno sale de nuestras vidas solemos hablar bien de él, pero este no es el caso de Tolo Güell. Tolo es de las pocas personas que conozco de la que no me han hablado mal. No recuerdo una persona que me lo haya puesto a parir. Y eso es tan difícil de creer en este país, y en particular en Mallorca, que uno flipa. Pero es cierto, no creo que Tolo tuviera enemigos. Era una persona que cuando lo llamabas siempre estaba y si podía te ayudaba. Yo lo conocí rodando un cortometraje sobre la subida a Lluc, y desde entonces, me demostró que era amigo. Y ya no hablemos de su generosidad sin límites. Por eso, hoy un viernes de marzo, el cuarto día de encierro en mi casa, me siento triste por su pérdida. Que no es pérdida porque Tolo siempre estará con nosotros todos los agostos venideros. Muchos no saben, que Tolo empezó a subir a Lluc cada año por una promesa que le hizo a la Vírgen. Su hija, a la que yo conocí, se salvó milagrosamente de morir debido a la explosión de un sifón en su cara. Y él, como corresponde a una persona agradecida, prometió a la Virgen que cada año subiría a Lluc a darle las gracias. Y lo cumplió, como cumplió con todos sus amigos. Y eso que era de derechas. Un beso, Tolo.

POSDATA: Digo lo de derechas porque mucha gente confunde el término con facha. Tolo era de derechas y yo soy de izquierdas y siempre nos entendimos a la perfección.