jueves, 2 de noviembre de 2017

LA RAPIDEZ DE DEL PP

Estoy mirando la televisión en estos momentos en que Junqueras y 8 políticos más ingresan en prisión. No voy a entrar si me parece bien o mal porque tendría que saber de leyes y yo sé de muy pocas cosas. Pero lo que me sorprende de verdad es la eficacia del PP cuando quiere. Estos políticos que van a la cárcel no han robado nada, por ahora, no han tenido tarjetas black y solo han querido proclamar la independencia en Catalunya. Que lo han hecho ilegalmente, vale, que merecen un castigo, vale, pero de eso a meterlos volando en la cárcel sin fianza hay un trecho. Como defiende lo suyo el PP es vergonzoso. Están en la calle docenas de políticos miserables, ladrones y peperos que han robado al pueblo lo indecible, y nadie lo has ha encerrado. Hablo de Rato, Bárcenas, Pujol, Matas, etcétera. Lo del PP va a pasar a la historia, aparte por ser el primer partido político imputado, por el que se ha pasado por el forro la Justicia, por el que ha mentido más un pueblo, y por el más tonto. En esta historia los que salen más beneficiados son los cómicos porque les sobra material para sus parodias. No mal que por bien no venga. 

PÁRIS Y UNA GUARDÍA DE SEGURIDAD

Que vaya por delante que yo, aunque sea mallorquín, no soy racista ni margino a nadie. Soy un liberal convencido que cree que todo el mundo tiene derecho a un trabajo y a una casa sea donde sea. Pues bueno, partiendo de esta base, estoy hasta los cojones de inmigrantes maleducados y prepotentes que hay en Palma. Sin ir más lejos, esta mañana en el Paro. Un amigo mío se torció un tobillo y no podía ira a sellar por lo que yo lo he acompañado a hacerlo. A mí me ha acompañado Páris, mi perro. He aparcado el coche y Páris y yo hemos ido con él. Y, de repente, nos ha cortado el paso una prepotente guardia jurado argentina, para más señas, diciéndome secamente que el perro no podía entrar. Entonces, yo le he dicho que no había visto la pegatina de la prohibición. Y ella, muy inteligente, me ha dicho que estaba pero que no se veía porque la tapaba la puerta. ¿Entonces por qué no la ponen a la vista?, le he preguntado yo. "Bueno, caballero, lo importante es que la pegatina está y que el perro no puede entrar". Como su tono borde ya había subido unos decibelios, yo le he dicho que había venido de muy lejos para decirme eso. La mujer se ha quedado blanca, y, si hubiera llevado una pistola me habría pegado un tiro. Sé que no se lo tenía que haber dicho, de hecho, después he ido a pedirle disculpas que no ha aceptado y en consecuencia la he mandado a la mierda directamente. A mí me importa un huevo que la mitad de argentina se gane la vida en España, pero lo que me toca los cojones es que no tengan educación y no traten al mallorquín, que es dueño de la tierra que les da de comer, con educación. Y, para colmo, una compañera suya mallorquina, para más señas, me ha pedido disculpas por ella. O sea, que una mallorquina pide disculpas por una argentina borde y antipática. ¡El colmo! Ahora la pregunta irónica: ¿por qué a esta guardia jurado del Paro, una entidad oficial, no se le exige que aprenda catalán? A lo mejor en catalán hubiera sido más simpática. No solo los médicos tienen que saber hablar catalán. Cualquier persona que trabaje en una entidad oficial también tiene que saberlo. O todos moros o todos cristianos. Esto habría que decírselo a la Armengol.