lunes, 10 de mayo de 2021

La vuelta de Franco.

El concepto del ser humano que tengo no creo que cambie, pero sí puede empeorar. Y en estos días lo hace con el levantamiento del estado de alarma. Llevamos más de un año con un virus que mata, y por lo visto a los jóvenes no llegan a entenderlo. Este fin de semana ha quedado claro. Se abrieron las puertas de los corrales y los becerros han salido disparados a gritar libertad, libertad. Creía que solo los del barrio de Salamanca no tenían claro el significado de la palabra, pero veo que los que no son ricos tampoco lo tienen. ¿Cómo puede ir bien un país como el de España? Gobierne quién gobierne, al final siempre es un desastre. ¿Hay algún político coherente que no haya mentido? ¿Existe? Ya lo empiezo a dudar. Al final tendrá razón la cachonda de la señora Ayuso. Que muera quien muera pero las hostelería sigue abierta. Lo más triste de esto es que todos los que este pasado fin de semana gritaban (algunos borrachos) la palabra libertad. Y por mucho que les multen con multas que nunca pagarán, son los que votan a partidos como Vox. Lo que está claro es que hay una mezcla de conceptos que te cagas. El ejemplo más claro es Madrid. Yo siempre he sido antifranquista, pero reconozco que los españoles necesitamos un Franco para que nos ponga firmes. Con el enano de voz aflautada nadie se hubiera atrevido a gritar libertad porque le habrían metido la porra por el culo. Porque una cosa es la democracia y otra el cachondeo. Y esto hasta el dictador lo hubiera entendido. Los políticos actuales son como de cachondeo.