viernes, 4 de diciembre de 2020

COMER MIERDA EN PALMA

En las islas de las maravillas de la señora Francina Armengol, las islas Baleares (para los que no entienden el castellano, Illes Balears), tenemos un record más: el ser la comunidad donde se han intoxicado más personas con un solo restaurante, el DRAGON SUSHI de la céntrica calle Blanquerna, que en la actualidad sigue abierto con bastante afluencia de público. Sobre todo el joven, que no tienen las cosas muy claras. Pero lo más gracioso del caso, bajo mi punto de vista, e incluso surrealista, es la entrevista que tuvo Alberto Chicote con los responsables de la Dirección de Salud Pública. Fue divertidísima y vergonzosa. Supongo que Chicote debió flipar. Resulta que se encontró con dos personas en un sencillo despacho. Una era un hombre en camisa sentado a un lado de la mesa en plan controlador, y detrás de la mesa una mujer delgada, que parecía uno de esos perros/as que se llevan en los coches y que mueven continuamente la cabeza, que es lo que hacía ella mientras Chicote la ponía a caldo. Resulta que para 20.000 establecimientos de comida en las islas hay 38 inspectores, que según la mujer son muy pocos. Luego, la señora, que parecía más una payesa de esas que salen en los documentales de pueblos perdidos, le enseñó al famoso cocinero un baremo de puntuación, y resulta que el 50% de los establecimientos de las Baleares no superaban la media de calidad. ¿Y cómo puede ser esto?, le preguntó el cocinero. Ella sonrió sin dejar de mover la cabeza de arriba abajo. Luego dijo algo el hombre que ni recuerdo lo que fue de lo poco trascendental. Y ahí se quedó la cosa. El siguiente paso del cocinero fue visitar una serie de restaurantes de Palma para preguntar si habían visto por casualidad algún inspector de sanidad. Ni recordaban cuando fue la última vez. Es más, tres de ellos dijeron que los inspectores de sanidad eran demasiado condescendientes y poco de fiar. Al final, cuando Chicote se disponía terminar el reportaje dijo algo así como que uno se lo tenía que pensar antes de comer en Mallorca. Lamentable. Pero lo triste de eso es que nadie va hacer nada al respecto y todo seguirá igual. Lo importante es el turismo aunque le demos mierda para comer. Ahora bien, los mallorquines podemos estar tranquilos porque la señora Armengol nunca tendrá una intoxicación debido a los buenos restaurantes a los que va. Bon profit.