sábado, 2 de octubre de 2021

LOS DERECHOS DE LA MUJER

Yo nací en 1952, en plena dictadura, cuando la familia Franco disfrutaba de lo robado por el abuelo dictador de voz aflautada, y cuando los franquistas se enriquecían explotando al obrero que no se enteraba (algunos aún no se enteran), pero yo no soy hijo de una familia pobre y explotada, no, yo soy hijo de un pequeño empresario y de la dueña de una peluquería muy rentable. Con esto quiero decir que no soy una persona resentida y con ansias de venganza, todo lo contrario. Para mí en franquismo fue maravilloso, partiendo de la base que no sabía con exactitud quién coño era Franco, ya que me pasaba el día estudiando, jugando, yendo al cine y persiguiendo niñas, todo junto pero no revuelto. Pero en este tiempo, antes de la transición hecha por los fachas, vamos, los franquistas, sabía cosas porque mi padre contaba cosas a mi madre en las comidas. Por ejemplo, que las mujeres no podían comprar un coche, abrir una cuenta en un banco, ni sacarse el pasaporte sin permiso de su marido. Terrible, ¿no? Tampoco podían trabajar sin el consentimiento del marido y, además, éste podía cobrar el sueldo de ella directamente. Más terrible, ¿no? Y el aborto estaba penalizado con cárcel. Esto es historia, está en los libros, por eso me sorprende que muchos gilipollas, femeninos y masculinos, estén tocando las pelotas con el feminismo y el aborto. Hemos llegado lejos (aún hay que llegar más lejos) con los derechos de la mujer y ahora no podemos consentir que por 4 pelagatos, que no son más que eso: pelagatos (femenino y masculino) demos un paso atrás. Este rollo viene por lo de Texas, que está por ahí en el país del celuloide. Por lo visto, no les importa ser el hazmerreír del mundo civilizado. Ahora penalizan el aborto, además de comprometer a los ciudadanos a que sean chivatos de las abortistas. Si se llega a interrumpir el aborto, el chivato/a recibirá 10.000 dólares. Esto solo podía ocurrir en Norteamérica (seguro que harán una película sobre el tema), el gran cubo de basura del mundo donde todos caben, desde Trump, pasando por Mason, y terminando con cualquier militar de alto rango. A los buenos españoles, a los españoles coherentes, nos pesa el asqueroso pasado con el hijo de puta de Franco, por eso no tenemos que bajar la guardia y luchar con la palabra por lo logrado a favor de la mujer. Ni un paso atrás ni para coger aliento.