domingo, 23 de mayo de 2021

Toni de la Mata y Miquel Martorell


Siempre que veo una escultura de Toni de la Mata me sorprende. Su creatividad es inacabable, pero lo que más me gusta de él es ese sentido de lo actual, de lo que le rodea, que no lo deja insípido como hace con otros artistas que no dejan de copiar o hacer refritos. La obra de la Mata estimula y empuja a crear obras diferentes y siempre modernas. Los sentimientos, pensamientos y sensaciones, tanto buenos como malos, se transforman con el artista en comunicación que queda grabada en la memoria del visitante, impactándolo, La innovación constante del artista nos hace vivir el momento actual, a veces, con una crudeza artística que da pie a la creación de movimientos nuevos y estimulantes en un mundo artístico donde el proyector e Internet han sustituido a los pinceles y al talento. Hablo de la obra de Toni de la Mata porque anoche estuve en una colectiva (la primera salida oficial desde el 7 de diciembre de 2019) en la Galería Can Boni de Palma de Mallorca, donde él exponía dos obras. Por cierto, más del 50% de los asistentes (unas 100 personas) iban sin mascarillas y nos respetaban ningún tipo de distancia. Lamentable la poca responsabilidad de la gente. Yo entré un momento en la galería, vi las esculturas de Toni de la Mata y las pinturas de Miquel Martorell, y sali a la calle de donde ya no me moví.


Miquel Martorell es otra rareza de artista en la isla de la calma, que ahora ya no hay tanta calma y somos de los primeros en Europa en consumición de cocaina. Digo rareza, porque es un pintor que no utiliza proyector ni Internet para crear su obra, sino que dibuja y pinta. Martorell es tan diferente a todos los demás, que no hay otro en Mallorca. Su pintura, que se inspira en el romanticismo naturalista, es diferente a todas de su estilo. Porque a diferencia de otros pintores, Martorell imprime a su obra algo muy personal e intransferible que poseen los elegidos. Su buen dibujo predomina y sus colores son únicos.    

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