Acabo de aterrizar en el
aeropuerto de Mallorca procedente de Madrid. He estado en la capital por temas
relacionados con el rodaje de una futura película sobre el mundo de los toros.
Y ya que estaba en la capital, como buen paleto, me he acercado con unos amigos
a ver ARCO. No importa que especifique qué es ARCO porque supongo que la
mayoría de lectores lo sabe. Y la verdad es que después de dos horas de dar
vueltas entre galerías de todo el mundo me he llevado una impresión difícil de
describir por lo compleja que es. Pero más graciosos que la impresión es lo que
comentaban los que venían conmigo y los que encontrábamos dando vueltas. Casi
todos decían que cada año venían a ARCO para descubrir si se habían superado
exponiendo lo increíble, como el vaso de agua del año pasado. Pero no éramos
sólo nosotros que nos guaseábamos, sino que en general, se veía a la gente reír
disimuladamente mirando obras inclasificables. Obras que pueden ser cualquier
cosa, pero no arte. Incluso hubo un coleccionista (alemán para más señas) que
nos dijo que ARCO era un circo con la mierda de los artistas del mundo entero.
Exactamente dijo esto. Y añadió: “Lo que se expone cada año en este circo es la
situación del mundo actual.” Esto último sí que me hizo pensar. “… la situación
actual del mundo.” O sea, que lo que se expone en ARCO es el reflejo de la
actual situación del mundo. Ahora ya no me parece tan malo ARCO. Ahora lo
entiendo. La gente debería ir a ARCO cuando quiere enterarse en vivo y en
directo de como está la situación en el mundo. Para mí el Arte es el reflejo de
un determinado tiempo en la historia. A través del Arte podemos seguir la historia.
Y ARCO, como nos dijo el coleccionista alemán, es el reflejo de lo que está
ocurriendo actualmente en el mundo. Pues vaya mierda de artistas y de mundo.
Obra de Martín Garrido Barón