Yo fui un acosado escolar
jodido. Y también fui amigo de acosados escolares pasivos. La única diferencia
que había entre ellos y yo, es que yo me quitaba las gafas y empezaba a dar
puñetazos. Esa era la diferencia. No me importaba terminar en el suelo con la
nariz sangrante, me daba igual. Y de esta manera conseguí un cierto respeto y
que me dejaran de molestar. En cambio varios compañeros míos eran acosados
diariamente por los chulos de turno, esos que siempre existen. Hace poco me
enteré que uno de esos acosadores murió de cáncer con cincuenta años. Yo no
deseo el mal a nadie, pero creo que el tiempo es cruel con los malos (no
todos). Pero lo jodido de esto no son los acosadores, que siempre existirán, lo
jodido son los hijos de puta de maestros y curas que permitían que eso pase. Yo
hablo de La Salle, San Felipe Neri y Los Agustinos, los tres colegios a los que
yo fui. En esos tres campos de concentración se hacía de todo, desde
mariconadas por parte de los curas, hasta el acoso escolar ignorado por los
profesores. No se implicaban y no hacían nada para remediarlo. Cuando ibas al
profesor o al prefecto a quejarte te decían que habrías hecho algo malo y que
en todo caso te defendiera como un hombre. ¡Eran unos grandes hijos de puta!
Actualmente siguen siéndolo cuando permiten el acoso escolar. Ellos son los
auténticos responsables. Porque hijos de puta (aunque tengan diez años) siempre
habrá, la clave está en pararlos y joderlos.