En los últimos años me he
aficionado bastante a los documentales. Antes no me perdía (aún sigo sin
perdérmelo) Documentos TV, pero ahora suele ver casi a diario. Y en los que veo
que tratan de nazis y fachas es difícil que no salga el nombre de Franco. El último,
un documental sobre el wolframio en las minas de Asturias que le interesaba
tanto a Hitler. Pues bien, Franco (ese que defiende tanto su esperpéntica
familia) le vendió todo el wolframio que quiso a su aliado Hitler, que luego le
devolvió el favor al enano, de voz aflautada, a ganar la guerra y matar a
millones de españoles. Está en la historia: Franco no hubiera ganado al guerra
sin la ayuda de Hitler y del millonario mallorquín March. Si esto lo dijeran
unos cuantos podríamos dudarlo, hasta no creerlos, pero lo dicen historiadores,
periodistas, escritores, cineastas, políticos, etcétera. Pero la familia y los
fachas de este país no se enteran (quizá porque lo suyo no es leer) y miran
hacia otro lado. Pero lo pero no es la familia de Franco, que ya dan asco de
por sí, lo peor es el clero, que estuvo del lado del Caudillo y sigue
estándolo. Eso es lo realmente triste a teóricamente quince días de la
exhumación del enano de voz aflautada. Franco se alió con el peor asesino de la
historia y aún su familia se empeña en defenderlo. La cara de vergüenza se les
tendría que caer, pero como están en España y aquí hay tanto facha
descerebrado, les da igual. Me los imagino a todos juntos celebrando la Nochebuena
y brindando por los ignorantes españoles que aún los defienden.
Pedro Sánchez gane o no gane las elecciones (que las ganará) pasará a la historia por haber hecho lo que ningún presidente consiguió hacer en el pasado: sacar a Franco del Valle de los Caídos.