Yo esto de los funcionarios no lo entiendo. De un tiempo a esta parte veo en las noticias de que faltan funcionarios por todas partes, y eso me descoloca. ¿Por qué? Porque lo que yo veo (aunque puede ser que no sea la realidad) dice lo contrario. Me baso en mis experiencias, no en lo que me cuentan. Por ejemplo, fui el día de Nochebuena a sacarme una Fe de Vida y tuve que esperar media hora de reloj porque el funcionario que las daba estaba merendando. Y cuando apareció, dijo: Yo no sabía que en Nochebuena se sacaban Fe de Vidas. Huelga decir que lo puse firmes. Pero lo peor es que la sala estaba llena de gente detrás de sus mesas hablando de sus cosas con sus cosas entre ellos. ¿Nadie puede hacerme una Fe de Vida más que la persona que está merendando?, dije, cansado de esperar. No, me dijo otra funcionaria con cierta ironía, pero si tiene alguna queja se lo dice cuando aparezca la persona. No podía creérmelo. La semana pasada un notario me mandó a un lugar, de cuyo nombre no quiero acordarme, en una calle estrecha justo pegada a la iglesia de San Francisco. Al no tener cita estuvimos una hora de reloj esperando para que nos pudieran atender. Lo gracioso es que había como veinte mesas, con su funcionario correspondiente, atendiendo a una persona de vez en cuando. Durante una hora estuvimos mirando la sala llena de funcionarios detrás de sus mesas hablando entre ellos. Incluso había tres mujeres que reían animadamente. Esto que he contado no concuerda con lo de que faltan funcionarios, digo yo. Aunque lo más gracioso (lo cuenta Amparo Baró en Tick Tock) es cuando voy al Ministerio de Cultura de Madrid. Aquello ya es el sumun. En la sección de películas españolas hay como cuarenta mesas, y si vas sobre las diez o la una del mediodía, la mayoría de ellas están vacías. Me gustaría saber cómo se arreglan países mucho más grandes que España se arreglan con la mitad de funcionarios. Debe haber un caos.