A los alemanes siempre les ha gustado mucho Mallorca, de hecho casi la
mitad ya es suya. Incluso la han querido comprar. Y me extraña, conociendo al
mallorquín, que no lo hayan conseguido. Pero los alemanes de ahora (menos el
grupo de nazis que se pasea por la isla) no tienen nada qué ver con los que en
1932 empezaron a pisar la isla. Desde principios de ese año la isla ya fue
centro de operaciones de nazis, cuyo objetivo era detectar la presencia de personas consideradas enemigas de Hitler. A partir
de 1932 hasta 1945 se estableció en Mallorca una nutrida colonia alemana
que utilizó la isla como campo de operaciones, exactamente en su consulado en
Palma bajo la protección de Cort y en consonancia del Gobierno Español. Un nazi
a destacar es Hans Dede, que fue cónsul interino en las Baleares. Su despacho
se convirtió en centro neurálgico de nazis, y lo visitaban falangistas como
Alfonso de Zayas y otros peores. Otro foco alemán en Palma estaba en El
Terreno, en un chalé de la calle Dos de Mayo. Se llamaba Asociación de Alemanes
Residentes, subvencionado directamente por el partido nazi. Estaba registrada y
legalizada en el Gobierno Civil de Balears, que estaba al tanto de sus
quehaceres. Una de las funciones de la asociación era controlar a los alemanes
judíos, bajo la tapadera de ser una asociación recreativa y amante de la
naturaleza. Diversos puntos de la isla fueron para estos nazis los escenarios
de celebraciones y conmemoraciones del Estado hitleriano donde no faltaba la
cruz gamada, cánticos afines al régimen y brazos en alto. No deja de ser
gracioso que, después de más de cincuenta años, gran parte de los turistas
alemanes vengan de nuevo a la isla para emborracharse y montar peleas. No
buscan judios, pero sí dan una lamentable imagen a nuestra pobre y consentida
isla, nido de nazis en el pasado, y centro de reunión de lo peor de la peor
clase social de Alemania. Si uno repasa la historia de las islas Baleares hay
para hacer muchas películas. Nuestros antepasados mallorquines han vivido muchas
experiencias, por eso quizá seamos como somos. Tenemos un punto de servilismo
adquirido por los muchos invasores que hemos tenido. Y quizá también un punto
de dejadez, porque de nuevo
Un ignorante importantes nieto del hijo de puta enano de voz aflautada.