¿Por qué la cultura no tiene importancia en Mallorca? ¿Por qué no le importa a nadie fuera de la isla? Son 2 preguntas que se deberían hacer los políticos de turno. Bueno, les importa a los que viven de ella igual que los que viven del catalán (no confundir con el mallorquín). Eso es una realidad. Pero con todo y eso, hay teatros que están subvencionados, esté quien esté en el gobierno, sin importarles en absoluto lo que se haga con la subvención. Y a mí no me parece mal este sistema, lo único en lo que estoy en contra es que lo poco que hacen sea en catalán. Porque encima de que cada año el Consell les suelta una pasta gansa sin ningún tipo de obligación en demostrar en qué se gasta, lo hagan en catalán para familiares y amigos, Ese es el tema. Por eso nuestra cultura la cocinamos y nos la comemos nosotros. Un día un conocido editor me dijo que le subvencionaban todos los libros que editaba en catalán sin ni siquiera leerlos, para luego ir al reciclaje. Increíble, ¿verdad? Y se sigue haciendo. Cualquier hijo de vecino que escriba lo que sea en catalán solo tiene que ir a las oficinas de La Misericordia a rellenar unos impresos y automáticamente le dan dinero para editarlo. O al Institut de Estudis Baleárics, da lo mismo. ¿No se lo creen? Compruébenlo ustedes mismos. Está claro que el catalán está beneficiando a unos cuantos y perjudicando a muchos. Por ejemplo el teatro, al que yo me dedico desde hace 50 años. Cuando los que están ahora no habían nacido o eran unos chiquillos/as, yo estrenaba en el Sala Mozart del Auditórium “Los comediantes de la vida” como autor y director consiguiendo excelentes críticas y mucho público. O sea, que no acabo de llegar. Por eso me atrevo a hablar de teatro, del teatro de aquí, del nuestro, no del que se hace en el Teatre Principal, que también es nuestro, pero no es del todo. Quiero decir que en la isla se hace mucho teatro en castellano que no trasciende. Sin lugar a dudas la época más gloriosa del Principal fue la del olvidado Serafín Guiscafré, exmilitar y de derechas, pero de mente abierta y alma progresista. Gracias a él el Principal tuvo unos años de gloria en los que los mallorquines pudimos gozar de ver a primeras figuras del teatro español. Sin olvidar la ópera y las zarzuelas. No nos tenemos que engañar, en esta bendita isla, después de Xesc Forteza, aunque pese a muchos, no ha habido nadie que haya llegado a su altura, y no será porque no lo imitan. Si todo marcha bien Jaume Martínez será el próximo alcalde de Palma. Un hombre serio, culto y muy competente que tiene claro lo enferma que está nuestra cultura. La cultura en Mallorca necesita un cambio urgentemente, y para que ese cambio vaya bien, restaurar el castellano en el teatro es primordial. Es evidente que el teatro con la izquierda solo ha traído pérdidas, pues probemos con la derecha a ver qué pasa. Por mal que lo hagan peor que ellos no lo harán. Lo digo sinceramente, necesitamos volver a la política que tenía Serafín Guiscafré: el teatro es para todos, no para unos cuantos. Ahora es para unos cuantos, intentemos que sea para todos hablen la lengua que hablen y sean del color que sean. Árdua tarea le espera al nuevo alcalde de Palma Jaume Martínez.