Cuando leí el artículo de
que una británica se quejaba de que en Marbella había demasiados españoles, se
me subieron a la garganta pensando en Mallorca. ¿Se imaginan que un día los
extranjeros nos echaran de la isla en un barco de rejilla o nos hacinaran como
hacían los propios mallorquines con los xuetas años atrás? Por ejemplo, que nos
metieran a todos en un recinto como Son Gotleu y lo cercaran con vallas
electrificadas. Da que pensar, no crean. Ahora ya pagamos por ir a según que
playas y como los extranjeros tienen más dinero que nosotros les da igual;
ahora en algunas calles del centro de Palma ya no se puede caminar porque hay
muchos de ellos; en sitios costeros como Magaluf ya son prácticamente ingleses
como en S’Arenal alemanes. IKEA sueca, Carrefour francés, LIDEL alemán y un
largo etcétera de empresas extranjeras que da miedo. Al lado de mi casa hay un
supermercado ruso, otro japonés, un restaurante italiano, una floristería
holandesa, una empresa de puertas rusa, etcétera. El otro día un amigo mío me
dijo: “Ya no hay ni putas mallorquinas.” ¿Acabarán con nosotros? ¿Acabaremos
los mallorquines hacinados como los xuetas años atrás? ¿Es nuestro sino el ser
siempre conquistados? ¡Vaya putada! Hay que hacer algo, aunque con estoy
políticos que tenemos, está dura la cosa.