En mi casa nunca faltó nada
y me pudieron pagar unos estudios y regalar un 600 de color aceituna cuando
cumplí los dieciocho años y tuve el carné de conducir. Pero los Reyes Magos
fueron distintos a los de cualquier niño o niña. Mi padre me llevó a ver la
cabalgata como tres o cuatro años; no recuerdo más, y ya pensó que había
cumplido. Porque el tema de los regalos no lo llevaban bien mis padres. Por
ejemplo, solo me acuerdo de un fuerte hecho por mi padre con cuatro indios y
cuatro vaqueros, y una bicicleta de tres ruedas. Los demás me quedan difusos,
no me acuerdo, y creo que es porque no hubo muchos. La verdad es que siempre me
hicieron mucha ilusión los reyes, de hecho a mi familia nunca le ha faltado un
regalo de mi parte en esa noche tan especial. Pero a mí sí me faltaron. Pero es
que mis padres eran atípicos, diferentes, pasaban olímpicamente de los reyes.
Ellos no los necesitaban para hacerme regalos. Quizá por eso sea
antimonárquico, ¿no?