A Rajoy lo han echado mientras
que él comía tranquilamente en un restaurante con sus secuaces, y eso ha sido
la mejor noticia para casi todos los españoles. Menos para los partidos fachas,
claro. Había momentos en que creía que nunca se iría este hombre, pero gracias a Dios
ha ocurrido el milagro. Nos hemos quitado a un carca y mentiroso patológico que
había confundido España con un cortijo, como lo hizo su admirado Franco, años
atrás. Pedro Sánchez ya es nuestro nuevo presidente, y por muy mal que lo haga, no lo hará peor que Rajoy que ha dejado el listón muy bajo. Hace
muchos meses escribí que Sánchez ganaría la presidencia de su partido porque
había dicho NO a Rajoy y no se había bajado los pantalones como hizo su propio
partido. No me equivoqué. Sánchez creo que es el único político con cualidades
para dirigir este país si no se inclina demasiado a la derecha ni a las exigencias de sus nuevos socios. Estoy contento, muy contento de que Pedro Sánchez sea
nuestro nuevo presidente. Lo va a tener difícil porque su antecesor ha dejado maltrecha a la sociedad media baja. Eso sí, los ricos siempre estarán agradecidos a Rajoy porque los ha enriquecido más.
jueves, 31 de mayo de 2018
sábado, 19 de mayo de 2018
Con Franco se vivía mejor...
Mi madre no era franquista
pero tampoco era antifranquista. Era una mujer que no había estuadiado, como
tantas de aquella época, pero era inteligente que las pillaba al vuelo y que se
lo montó muy bien para vivir una vida sin problemas económicos ni trabajar para
los demás. Por esa razón no hablaba mal de Franco. En cambio, mi padre, que
pegó tiros en nombre de la República donde llegó a ser sargento, no dejó de
despotricar contra Franco hasta su muerte. Y no es que a mi padre le fuera peor,
ni mucho menos. Era un hombre con suerte, que quitando los tres o cuatro años
que trabajó de cobrador en la Mutua General de Seguros, tampoco estuvo a las
órdenes de nadie. Se montó sus propios negocios que le proporcionaron el dinero
suficiente para vivir desahogadamente toda su vida llena de salud y suerte. Mis
padres vivieron muy bien con Franco y, en consecuencia, yo también viví muy
bien. Huelga decir que no nos enterábamos de la misa la mitad de lo que pasaba
realmente en España. Por ejemplo, yo no me enteré de quien era realmente Franco
hasta que empecé a estudiar Arte Dramático, leer clásicos, literatura pura y
dura y viajar a Paris y vivir en Estocolmo. Entonces me di cuenta de que mi
España era como un cortijo dirigido por un señor pequeño y voz aflautada
llamado Franco. Pero a pesar de eso seguí viviendo bien sin problemas
importantes, con la única diferencia que sabía la verdad. Ahora, en 2018 me
planteo si vivía mejor antes con Franco o ahora con Rajoy, y la verdad es que
si tengo que ser objetivo, que lo soy, quizá vivía mejor antes con una
dictadura galopante. Antes no había libertad de expresión; ahora tampoco la
hay, antes casi todo el mundo tenía trabajo y cobraba más o menos un sueldo
decente y podía ahorrar; ahora ni soñarlo, antes España era diferente; ahora
somos los primeros de Europa en consumo de coca y el hazmerreír cobrando al sol
un impuesto, antes los jueces eran unos cabrones franquistas; ahora todo el
mundo se cachondea de ellos, antes la policía pegaba fuerte; ahora lo mismo, antes
la gente parecía más feliz; ahora casi todo el mundo se queja y parece
amargado, antes… Y lo peor de todo: antes se fusilaba a gente y ahora no se
hace porque no se puede… ¿sigo? Nunca creí que podría decir que quizá con
Franco se vivía mejor o mejor que ahora. Sí, de acuerdo que antes era una
dictadura, existía ETA que mataba, pero también existía El Lute, Serrat,
Raimond, Paco Ibáñez, los Beatles, los Stones, Gracita Morales, José Luis López
Vázquez y Alfredo Landa, y, sobre todo, existía la esperanza de que un día
seríamos libres del todo. Ahora, con Rajoy de presidente con Rivera detrás y
los partidos de chicha y nabo de izquierdas, ¿qué existe? No, mejor otra pregunta:
¿qué nos espera?
El primero a la izquierda es un amigo de Franco.
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