Antes de que sacaran al
dictador enano y de voz aflautada, como decía mi padre, era feliz. Incluso no
podía creérmelo. Nunca enciendo la televisión por las mañana pero el día de la
exhumación la puse en marcha. Y allí estaba yo, sentado frente la televisión
preparado para ver sacar al dictador del Valle de los Caídos. Y lo sacaron, sí
señor, y yo flipe por un tubo. No podía creer lo que veía. La patética familia
de los Franco sacando el ataúd, cubierto por una bandera española, con todos
los honores. Como si el que estuviera dentro del ataúd fuera Chiquito de la
Calzada y no un sanguinario dictador asesino. Repito, no podía creérmelo. O
sea, que el señor Sánchez hace las mil y una para sacar al dictador del Valle,
para luego permitir a los Franco montar el circo para que todo el mundo los
vea. Vergonzoso. Esa es la palabra: vergonzoso. Vergonzoso para todas las
personas coherentes y demócratas de este país que no entienden como los Franco
aún tienen propiedades que no les pertenecen porque fueron robadas por el enano
de voz aflautada. España es diferente en todo. Monta una exhumación del copón
que aplaude toda Europa y luego deja que los Franco monten el circo. Esto solo
puede ocurrir en este país de charanga y pandereta como es el nuestro.