Hace meses Alberto Garzón dijo que había que comer menos carne y los de siempre (en el mundo siempre han existido los de siempre) pusieron el grito en el cielo. No sé vosotros, pero yo leí que la carne era cancerígena hace como 30 años y, desde entonces consumo el mínimo de carne. Aparte, de que no me gusta demasiado. Ahora, una encuesta realizada en 10 países europeos revela que el 5% de los individuos que comen carne habitualmente están reduciendo su consumo anual. El principal motivo es la salud, algo que esgrimen el 47% de los participantes, mientras que la segunda razón es la preocupación por el medio ambiente. El informe revela que el 28% de los europeos consumen como mínimo una alternativa de alimentos de origen vegetal al menos una vez a la semana. Conclusión: la mitad de los europeos están disminuyendo su consumo de carne, menos España, que sigue comiendo carne a tope porque aquí somos muy machos, como los manifestantes de Ferráz.
martes, 28 de noviembre de 2023
sábado, 25 de noviembre de 2023
Benjamin Netanyahu, el judio nazi.
Imaginaos por un momento que después de que Al Qaeda se cargara las dos torres gemelas, el presidente Busch hubiera arrasado Pakistán con niños, mujeres y ancianos incluidos. Arrasado. ¿Qué habríais dicho? Pero el presidente no hizo eso, si no que se invento Guantánamo he hizo una purga por la puerta de atrás. No es lo que ha hecho Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel y un judío nazi (los judíos también pueden ser nazis) de mucho cuidado, no. Después del imperdonable ataque terrorista de Hamás a Israel el judío nazi no se le ocurre otra cosa mejor que bombardear Palestina caiga y quien caiga, incluido hospitales con la escusa de que ahí se esconden los terroristas. Se puede ser hijo de puta como él, pero también tonto… Pero por lo visto a Netanyahu le importa un pimiento que mueran todos los palestinos sean terrorista o no, igual que a EEUU, Francia, etc, etc. Hamás es un atajo de inútiles que obedecen las órdenes de Irán, que es quien paga, y si Israel quiere acabar con Hamás, tendría que haber hecho lo que hizo Busch, ni más ni menos. Natanyahu habría que ser juzgarlo por crímenes de guerra. Pero tranquilos, eso no sucederá, el mundo está muy corrompido para que el judío nazi se siente en el banquillo.
domingo, 5 de noviembre de 2023
ARCADI, creatividad en movimiento.
Arcadi es una de esos personajes que vale la pena conocer por muchas razones, entre ellas su amor al arte, el grafitero en especial, al que considera un arte con letras mayúsculas y necesitado reconocimiento, el que se merece. Nació en Badalona en 1982 y pasó su infancia y adolescencia pegado al mar, sin perderlo de vista para impregnarse de él. Su padre era arquitecto y desde joven le inculcó el gusanillo de crear cosas nuevas. Nunca le obligó a nada, pero si le allanó el camino correcto. “Yo era un joven con muchas inquietudes, con ganas de hacer cosas distintas, cosas creativas, y no se me ocurrió otra cosa que estudiar cocina. Siempre he pensado que la cocina es un auténtico arte, el arte culinario. Por eso estudié en la escuela de hostelería de Mas Nou. El arte en movimiento. Aprendí mucho, pero cuando vi que la repetición con los platos era perenne, supe que esa etapa se había acabado.” Fue entonces cuando Arcadi descubrió el Gráfiti: el arte en la calle. Le fascinó y empezó a elucubrar con las muchas posibilidades que tenía el arte callejero. “Acabé de estudiar cocina y no se me ocurrió otra cosa que meterme de lleno en una especie de asociación cultural en Badalona muy potente que había creado mi padre, pero que al final me quedé yo. Organizaba todo tipo de cosas relacionadas con el arte.” Conciertos, conciertos, exposiciones, teatro, fueron algunas cosas que organizó. “Yo vivía en una planta baja frente al mar. Era una casa que siempre estaba llena de gente con inquietudes. Pero de repente me di cuenta de que tenía que probar la libertad de la montaña, los bosques, los ríos, lo necesitaba, por eso, un día, decidí hacer el gran cambio. Vivir de lo que da la naturaleza. Cortar leña para calentarte, utilizar velas, agua de manantial, comer de los alimentos que siembras, etcétera. En definitiva, quería demostrarme que podía ser totalmente autosuficiente. Y un día lo dejé todo y cambié de chip. Sus últimos 6 años los ha pasado en las montañas de Montserrat en una pequeña casa perdida en el bosque. “Ese tiempo me ha ayudado mucho para tener muy claro lo que es el grafiti para mí, el arte callejero, el auténtico, el que forma parte de nuestras vidas y, que desgraciadamente, al estar en nuestras calles no le hacemos el caso que se merece.” Realmente en la montaña entre una absoluta vegetación fue donde se conoció a sí mismo, el que todos llevamos dentro pero que en muchos casos nunca descubrimos. Él lo descubrió. “Lo de los murales fue un proceso lento pero muy constructivo, esencial. Debido a ello cree una revista llamada In.cultura y un mi primer festival de arte urbano. Entonces tenía veintitrés años. En ese tiempo conocí a uno de los grandes artistas que influyeron en mí positivamente, Jorge Rodriguez Querada. El primero que hizo macroretratos de representación ciudadana. Muy crítico. Acabó haciendo retratos de vecinos con carboncillo. A mí eso me impresionó. Para mí, lo más interesante fue las preguntas que se planteaba la gente de la calle, las que le hacían al artista.” Dejó la montaña, e invitado por su primo Joan, se vino a vivir a Mallorca, junto al mar, igual que en su adolescencia. Aquí, frente al azul intenso, se pasa el día elucubrando sobre los gráfitis, como llevarlo a la gente, que lo conozcan, que lo vivan. Ha sido un largo camino que lo ha convertido en uno de los más importantes comisarios de arte urbano de este país. Actualmente mantiene contacto con distintas formas, asociaciones, artistas, comisarios del mundo. “No sé lo que haré mañana, pero algo diferente y creativo, referente al arte urbano, seguro. Ahora me siento capacitado para llevar el grafiti a los colegios. El gráfiti no acaba en la calle, es un abanico de posibilidades creativas.”