miércoles, 23 de agosto de 2017

COMIDA DE FAMILIA

Hoy he tenido una comida de familia, la de Ramis Frau, de la parte de mi madre, que ya no está con nosotros. Nos hemos reunido como cuarenta entre tías, primos, sobrinos, nueras y yernos, en la finca que tiene un primo en Binissalem. Entre los cuarenta familiares había una variada amalgama de profesiones. Había municipales, secretarias, amas de casa, empresarios, directores de cine, pintor, comerciales, abogados, delineante, modelo, contable y estudiantes, sobre todo esto último. El sesenta por ciento mallorquines de padre y madre, y la mayoría de Mes y Socialistas. Cuatro de Podemos y dos del PP. O sea, que no se puede decir que no hubiera variedad política. Huelga decir que sólo se hablaba en mallorquín, no en catalán. Las paellas, la torrada, los cafés, las ensaimadas de crema y de cabello de ángel, y el cava han sido acompañados de gritos, risas, y discusiones. Más o menos dentro de un orden de personas serias. Pero de repente hemos empezado a hablar de política y ahí se ha armado. En nada nos hemos puesto de acuerdo, excepto en una cosa: en la decisión con respecto al catalán de Francina Armengol. Todos estaban en contra de ella, y algunos que habían votado a los socialistas estaban arrepentidos. ¿Es coincidencia que todos los comensales, la mayoría mallorquines, estuviéramos de acuerdo en rechazar la propuestas de la señora Armengol con respecto al catalán? ¿No habría que hacer también un referéndum en Mallorca con respecto al catalán? Porque yo sólo he encontrado a tres personas que están de acuerdo que todo sea en catalán, y eso que veo y hablo con mucha gente durante el día.      

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