La señora Armengol, que por
lo que deduzco no tiene ni puta idea de cine catalán, no solo quiere que todo
el mundo hable y escriba catalán (¿seguro que es mallorquina esta mujer?) sino
que aboga para que haya más cine catalán. Si esta señora se dedicara al
espectáculo (que en cierta manera se dedica) sabría que el cine catalán siempre
ha sido un fracaso rotundo. Y que por mucho que la Generalitat haya intentado
que los catalanes consuman cine catalán (excepto raras excepciones) no lo ha
conseguido, los catalanes están locos por el cine americano. No existiría el
cine catalán si no fuera porque los catalanes lo pagan con sus impuestos, sin
pedirles permiso. El 95% del cine catalán es un fracaso en taquilla, son
estadísticas, no me estoy inventando nada. Son películas que ni siquiera tienen
distribución en ámbito nacional. No las quiere nadie. Esto es muy fácil. ¿A ver
si hay algún productor catalán que produzca una película en catalán sin ayuda de
la Generalitat y de TV3 o IB3? Ni uno. El catalán es un tema de dinero. Hace
veinte años la Generalitat pagaba los letreros a los comerciantes que lo
pusieran en catalán. Desde entonces muchos lo hacen, pero es una simple
cuestión de abaratar gastos. Ni más ni menos. Recuerdo la película de Woody
Allen “Bananas”, en la que hay una escena que los soldados están formados y
Woody, que hace de militar, les suelta las nuevas obligaciones como que hay que
usar braguitas de color rosa. Seguro que Armengol no ha visto esta película en
castellano. Me encantaría hacerle una entrevista sobre cultura a esta señora.
Sería toda una experiencia. Entrevista en catalán, por supuesto, para que la
leyeran cuatro amigos suyos.
El pintor Martín Garrido delante de su obra. En la escalera el pintor Carlos Prieto.
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