Belén Esteban arrasa con su
libro mientras otros escritores de prestigio y normales, venden cuatro
ejemplares. Pablo Iglesias no vende libros pero dice que sin Otegui no habría
paz. No se refiere a una paz como la que había con Franco, que según la reina
Sofía era un hombre sencillo, con ganas de agradar y muy tímido… Vamos, un
dictador de ir por casa pero no un tirano que firmaba penas de muerte
desayunando, pero eso es otra historia, como la de Alberto Garzón que le dice a
Sánchez en la cámara que no entiende que 161 no sume y 130 si suma. La verdad
es que hay cosas que no se entienden. Por ejemplo que el PP enviara datos
falsos al Tribunal de Cuentas durante 12 años sin que nadie se enterara, o que
hayan encontrado 8.000 euros escondidos en un banco de Suiza. Si es que uno ya
no se puede fiar de nadie, ni de los libros de 3º de ESO de la editorial Edesa
de biología y geología que confunde la violencia doméstica y de género con la
de mujer contra hombre. Por lo visto el año pasado murieron 30 hombres en manos
de sus mujeres. Sí, la cosa es complicada. El flamante Premio Cervantes
Fernando del Paso dice que el castellano fue impuesto en México a sangre y
fuego mientras que Carlos Fabra ya disfruta de el 3º grado y Rita Barbera le
pregunta a Santa Rita: ¿no habíamos quedado en que lo que se da no se quita? Y
entre México, el castellano y Santa Rita van los policías y se querellan contra
Fernández Díaz por el nombramiento del “comisario” Marhuenda. Y no me gustaría
despedirme sin hablar de las cloacas de la sociedad: Facebook. Es impresionante
la cantidad de descerebrados/as que hay pululando por Internet, en especial por
Facebook. ¿Dónde estaría toda esa gente si no existiera Facebook? Es una buena
pregunta de fácil respuesta. No existiría. Imaginaros por un momento que mañana
nos levantáramos, abriéramos el ordenador y fuéramos a Facebook y nos
encontráramos con un letrero que nos dijera que Facebook se ha acabado. Todos o
casi todos volveríamos a lo que hacíamos antes, a la mediocridad, a la vida
gris, a una vida sin miles de amigos, sin fiestas cutres que siempre van los
mismos/as, a la soledad, al olvido. ¿Cuánto se tirarían por la ventana? Porque
con Facebook se tiene una vida falsa, pero al menos es algo, ¿lo entendéis?
Acrílico sobre madera del pintor Martín Garrido.
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