Me he equivocado, lo
reconozco. Casi toda una vida desperdiciada con el arte pudiendo haber sido
político y rico. Podría haber sido cualquier político de cualquier color, sin
estudios, sin base, mentiroso, ladrón, fantasma, lo que hubiera hecho falta.
Porque visto lo visto, el caos político de este país es patético. Como una casa
de putas sin luz, como diría mi tía Boira. Porque no hay día que habrá el
periódico que no vea a políticos/as decir chorradas, insultos a la oposición, y
tonterías dignas del mejor payaso. Todos se contradicen, donde dije Digo digo
Diego y así sucesivamente. El ridículo que hace los políticos actuales de
nuestra España de charanga y pandera, es digno del libro Ginnes. Somos el
hazmerreír de Europa. La clase media está desapareciendo, cada día hay más
familias en riego de pobreza, y tenemos a un presidente que manda policías a
Barcelona en un barco con Piolín dibujado. El presidente de Catalunya hasta
hace poco quería la independencia a toda costa, ahora ya no lo tiene tan claro,
pero como tenemos un presidente que tampoco las tiene todas con él, responde
con el puto 155 de la Constitución. Mientras tanto los de Podemos bailan al son
de la último que oyen, y Rivera solo le falta levantar el brazo y cantar como
los descerebrados nazis “Cara al sol”. En este caos político quepo yo. Con lo
que a mí me gusta la polémica y el cachondeo, y lo inepto que soy, sería el rey
del mambo. El setenta del pueblo, que no es más tonto porque no entrena, me
votarían como locos tan solo comportándome como Belén Esteban. Decididamente me
he equivocado de profesión. Jamás me hubiera creído que viviría una época así.
¡Hasta Franco se partiría el culo de la risa! Ya me lo imagino con su voz
aflautada diciéndoles a los políticos: “¿Pero ustedes son tan tontos como
aparentan o se lo hacen?”
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