Actualmente una compañía de
seguros está haciendo una campaña que por poco más de treinta y nueve euros te
aseguras con todo tipo de facilidades y servicios en lo que se refiere a la
salud. Prácticamente te lo dan todo. Hasta hospitalización indefinida. Pero
resulta que cuando llamas a la compañía esos treinta y nueve al mes se
convierten en noventa, cien, ciento cuarenta… Lo mismo pasa con las compañías
de vuelo que te ofrecen viajar por quince euros a Berlín y luego cuando vas a
comprar el pasaje te sube noventa como poco. Hablando solo de la publicidad que
recibimos todos los días por los medios de comunicación, casi todo es mentira.
Hay un coche de una autoescuela que se pasea por Palma con un letrero pintado
en la parte posterior del coche que dice así: Este coche es tuyo. Directamente.
No dice que puede, o que quizá, no, dice que es tuyo. Y ya no hablemos de los
móviles, los más caros de Europa, por cierto. Muchos empresarios se están
haciendo de oro con ellos. Pues bien, sus ofertas son increíbles, llamas por
casi nada, pero cuando les llamas y les dices que te informen, si la oferta es
de quince euros al mes, con todo lo que añaden sube cuarenta o cincuenta. Todo
mentira. Es triste, ¿verdad? Que en la sociedad en que vivimos haya tanto
desalmado que haga lo que le da la gana. Habría que haber una ley que
prohibiera mentir al pueblo, el siempre perjudicado.
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