Si uno coge el DVD de “El
hijo bastardo de Dios”, mi penúltima película, podrá ver en la portada un
montón de festivales. No todos, teníamos más. Festivales de todo el mundo que
seleccionaron la película. Hace diez años esto era impensable porque no
hubiéramos sabido como ponernos en contacto con ellos. Porque hay que saber que
en el mundo hay miles y miles de festivales de cine que no pintan nada, solo
muy pocos valen la pena. ¿Y por qué pasa eso? Pues porque se han inventado unas
webs que te buscan los festivales del mundo entero por un dinero al año. No sé
si son 70 u 80 euros. Pagas y diariamente recibes notificación de todos los
festivales que empiezan en el planeta. Pero aquí no acaba la cosa. Estas webs
han llegado a un acuerdo con los festivales y solo a través de ellas se puede
acceder al festival. No hay otra forma. Antes llamabas por teléfono al festival
y solucionabas el asunto. Ahora no. Todos los festivales, que están
subvencionados porque no solían ganar dinero, al menos directamente, ahora sí
ganan, y bastante. ¿Cómo? Muy sencillo. Las webs te envían los festivales que
empiezan, y tú eliges el que más te guste y te descargas la ficha y, lo primero
que ves, es el dinero que tienes que pagar solo por inscribir la película sea o
no elegida. Por ejemplo, en el de Berlín son como 190 euros. Estamos hablando
de muchísimo dinero. Hay que pensar que Berlín recibe en cada edición miles de
películas. O sea que gana de entrada, antes de empezar. No me parece bien que un
festival de cine cobre porque le mandes la película que te ha costado tanto
hacer. Pero al menos estamos hablando de festival importante. Lo que no me
parece tan bien es que el 80% del resto de los festivales de chicha y nabo cobren.
Eso me parece un robo. Hay que pensar que ser seleccionado e incluso ganar un
premio no significa nada, no sirve para nada, excepto llenar un poco más el
agujero del ego del director. Porque incluso el festival de chicha y nabo de
Mallorca cobra unos 60 euros por inscribirse. ¿Y para qué sirve ser
seleccionado en ese festival? Sirve para que una serie de personas, que
seguramente estaban sin trabajo, ahora puedan ganar algo con un festival que
subvenciona el gobierno de turno. Porque si os fijáis en los carteles de las
películas, comprenderéis lo que digo. Fijaros y comprobaréis que son casi
siempre los mismos festivales los que salen en los carteles. Festivales
importantes, por supuesto. Cannes, Málaga, San Sebastián, Vanecia, Sandance,
etcétera. Siempre los mismos. Luego están los que nadie pone en el cartel
porque da completamente igual. Y ahora alguien se preguntará el por qué en la
carátula de mi película se pusieron esos festivales. Se pusieron porque el
productor quiso. A mí me daba igual. Montar un festival actualmente se ha
convertido en un negocio productivo, y no hablo de los importantes, que son el
20%, hablo del 80% restante que cobra a los pobres productores o directores por
inscribir la película. Porque a esos festivales no van películas importantes,
van producciones de querer y no poder que conforman el 80%. Me jode siempre
ejercer de abogado del diablo, pero es indignante que ganen siempre los de
arriba y que los de abajo aún les hagamos el juego. O sea, que ya sabéis,
cuando veáis a alguien que en Facebook o en Twiter escribe que su película ha
sido seleccionada en un festival de cine de Tokio o en Huelva, ponerle al
individuo “me gusta” y lo ayudaréis a seguir con su mentira.
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