La iglesia estaba con
Hitler, con Franco, con Pinochet y está con todos los gobiernos vencedores del
mundo porque le interesa. Los pobres hay que darles limosna y rezar por ellos,
en cambio los ricos te pueden proporcionar buenos beneficios para que puedas
vivir a cuerpo de rey, aunque el pueblo se muera de hambre. La iglesia junto
con el nacionalismo siempre han sido los cánceres de la sociedad de todos los
tiempos. Lo dice la historia, no me lo invento. Pero desgraciadamente aún hoy
existen los dos: el nacionalismo y la iglesia. Por la iglesia han muerto
incalculables millones de personas, se han enfrentado pueblos, naciones, y se
sigue matando por la religión, basta ver las noticias o leer un periódico.
Médicos de prestigio, amparados por el régimen y la iglesia, en época de
Franco, robaban bebes a pobres rojas para dárselo a mujeres católicas. Mientras
Franco firmaba sentencias de muerte la iglesia miraba para otro lado. Mientras
los perdedores de la guerra civil emigraban o agachaban la cabeza, los siervos
de la iglesia vivían muy bien. Tanto, que muchas veces se dedicaban a tocar la
pilila a alumnos de sus colegios. Me acuerdo aún de lo sobón que era el padre
Vallorí del colegio San Felipe Nerí, donde yo estudié 4º de bachiller. Yo tuve
la suerte de no gustarle, pero otros no la tuvieron. Es difícil hoy en día ser
católico con los escándalos de la iglesia. El último, el monstruo del doctor
Eduardo Vela robando, junto con las monjas, los bebes a las rojas para dárselas
a las franquistas. A sus más de ochenta años el doctor Vela se sentará en el
banquillo, se montará el circo, y se volverá a su casa tranquilamente a morir
en paz como hizo su amigo el Caudillo. Dejando miles de niños con padres que no
son los suyos.
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