Si
tuviera que definir en una frase el Festival de Cine de Sitges lo definiría
como un festival de frikis, en el buen sentido de la palabra. Porque nunca en
todos los festivales en los que he sido invitados, había visto tanto público
para ver las películas. He visto colas a las ocho y media de la mañana y a las
doce de las noche. Increíble. Y a todas las proyecciones que he ido la sala ha
estado petada. Que ocurra eso en un festival no es habitual porque a un
festival se va a todo menos a ver películas. Me refiero de las que se proyectan
de la mañana a la noche. A un festival se va a hacer negocios (vender película,
buscar dinero para producciones…) y a promocionar películas, pero el público no
se suele matar por verlas, si no son las de la alfombra roja. (En un festival
se llama “películas de alfombra roja” a los grandes estrenos donde asisten las
estrellas del cine, que suele ser la última sesión, para después irse
directamente a la fiesta que se ha organizado previamente.), cosa que no ocurre
en Sitges, que se hacen alfombras rojas a partir de las cinco de la tarde con
muchísimo público y estrellas.
El festival de Sitges es otra cosa, como dice su director
Ángel Sala, que aparte de director es artista: “La filosofía de este festival
es la del público. Se hace para él y por él, por eso llena las salas a la hora
que sea. Desde un principio fue la filosofía del festival hace 51 años.”
El festival de
Sitges cumple 51 años y es uno de los festivales de cine de terror más
importantes del mundo. Vienen artistas y público de todas las partes del
planeta. Es un festival que nunca está muerto por la cantidad de gente que lo
transita. El hall del Hotel Melià Sitges es como una estación de metro, y sus
jardines con dos grandes fotocols a cada lado, no paran de ser fotografiados
con directores y actores delante de ellos, para después entrevistarlos. Eso
ocurre cada día entre las cuatro y las seis de la tarde.
También es un festival famoso por su cine independiente:
“Nosotros estamos totalmente a favor del cine independiente, ya que es el que
necesita más ayuda.”, dice y añade: “No podemos olvidarnos de él porque
estrenarlo en salas de cine es muy complicado o casi imposible. Por eso el
sistema de salas tendrá que cambiar en este país, donde la mayoría de las
películas que se estrenan son grandes producciones con televisiones detrás. En
el resto de Europa ya hay salas para cine independiente y aquí no. Tendrán que
ponerse las pilas porque la situación es insostenible. Llevamos distribuyendo
cine como hace 30 años.”.
Raúl Arévalo, un estupendo actor y director de -Tarde para
la ira- dice del cine independiente: “No es fácil hacer cine en este país, pero
hay que hacerlo. Tú eres un ejemplo claro, Martín, haces cine en una isla, que
aún no entiendo cómo lo haces. Es más fácil hacer cine ahora, lo que pasa que
estrenarlo es mucho más difícil que antes.” Yo le hablo de Turbulencia Zombi
que no conseguimos estrenarla decentemente. “Con todos mis respetos te diré que
si en el reparto tuviera a cualquier actor o actriz de moda, no tendrías ese
problema. Sin famosos, entre comillas, y sin una televisión importante detrás,
es difícil. Pero hay que seguir haciendo cine como sea.”
Es increíble pero todos los actores con los que hablo están
a favor del cine independiente, aunque ellos estén en el festival por una gran
producción, como la de Ron Perlman, mi adorado Hellboy, Premio Máquina del
Temps. Aunque también con grandes interpretaciones: En busca del fuego, En
nombre de la rosa, etc… Además de actor, es productor y últimamente produce sus
propias películas. Lo tiene claro lo del cine independiente: “Sin gente como
vosotros el cine no existiría. Las grandes producciones se alimentan del cine
independiente.”
Con Nicolas Cage solo pude hablar diez minutos pero me dejó
claro que él amante del cine independiente y que cree que el actor que está en
la cresta de la ola debería bajar los precios y hacerlo. En el festival recibió
el Premio Gran Premi Honorífic. Cage pasó por el festival como un relámpago con
gafas de sol de los 60 y guardaespaldas, aunque en la rueda de prensa fue
agradable y contestó a todas las preguntas. En cambio no quiso hacerse fotos
con nadie.
Un personaje del festival digno de mencionar fue el mítico
artífice de efectos especiales de grandes películas como La noche de los muertos
vivientes o Abierto hasta el amanecer, entre otras muchas. Un tipo cachondo y
cercano que además creó la serie The Walking Dead. Tomamos unas cervezas en la
carpa del festival y nos habló de lo mucho que han cambiado los efectos
especiales.
La sorpresa del festival fue conocer a Dominica Cameron
Scorsese, hijísima del genio Martin Scorsese, que es productora y actriz en una
película que se presenta en el festival. “Me gusta el cine independiente, de
hecho es el que yo casi siempre hago.” me dijo en cuanto nos presentaron. Nos
tiramos una tarde hablando de su padre en los jardines del hotel.
Y creo que la guinda del festival fue el Rubius (30
millones de seguidores en Youtube). El festival hizo una carpa especial para él
enfrente del hotel, una pasada. Y el día que llegó al festival, había como
cuatrocientos jóvenes esperándolo. Simpático y también cercano, habló con
Gabriel de un futuro trabajo en Mallorca.
En definitiva han sido cinco días intensivos de no parar,
desde las nueve de la mañana a la una de la noche. Nos metíamos en la
habitación agotados y con ganas de más.
La anécdota es que nada más llegar a la isla, recibí una
invitación del festival para asistir al estreno de un documental en el que se
me entrevista con relación a una película que protagonicé con Victoria Vera.
Cosas de cine.
Con Raúl Arévalo.
Con Dominica, hija de Martin Scorsese.
Con Ángel Sala, director de festival.
Con Rolan Perlman.
Con Raúl Arévalo.
Con Dominica, hija de Martin Scorsese.
Con Ángel Sala, director de festival.
Con Rolan Perlman.
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