Mike Jagger, en una
entrevista sobre España, en la época de Franco, decía: “África empieza en los
Pirineos”. ¡Y cuánta razón tenía! Pero que entre VOX no será ninguna sorpresa
en un país donde un torturador entra y sale en las comisarías, tiene medallas,
y cobra pagas extras, después de haber torturado a mujeres en sótanos durante
los años que mandaba el enano de voz aflautada. Si uno lo mira objetivamente,
VOX cabe en la política española llena de policías fachas, hijos y nietos de
franquistas. No todos, gracias a Dios, pero sí muchos de los importantes. En
este país, que no se engañe nadie, las fuerzas del orden están llenas de
familiares de aquellos franquistas, por eso Franco aún sigue en el Valle de la
Vergüenza. Si entra VOX estará en peligro la libertad de expresión, la revista El Jueves, El Intermedio, y todo lo que
huela a libertad. Aunque el aborto no se habrá acabado, por muchas tonterías
que diga Casado, porque las niñas ricas volverán a ir a abortar a Londres y las
pobres lo harán en cocinas y habitaciones. Porque, dicho sea de paso, siempre
hemos sido un país un poco facha. Cuarenta años de dictadura no se borran de
repente. Basta ver el circo de la impresentable familia Franco. Si entra VOX
volveremos a una época oscura de la España carca y mediocre, esa que tantos
años nos ha costado dejar atrás.
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