jueves, 2 de abril de 2020
RESISTIREMOS
Esta tarde,
mirando un precioso video de una serie de artistas interpretando Resistiré de los inmortales Dúo
Dinámico, he pensado que debería aportar mi grano de arena a esta causa. ¿Y
cómo puedo hacerlo? Escribiendo. Ante todo, que vaya por delante lo poco que
creo en la mayoría del ser humano (cada día tengo más pruebas de ello), pero de
repente ha entrado en nuestras vidas el COVID-19 y todo ha cambiado. En los
ricos ha cambiado poco, pero en la gente normal y corriente, sí ha cambiado.
Pero lo que más me ha sorprendido ha sido la reacción de esa gente, esa gente
en la que nadie se fija, esa que te cruzas con ella por la calle, o espera
enfrente de ti en un semáforo para cruzar, o ese empleado que te pone gasolina,
o la dependienta de Mercadota, o el vecino que no te miraba a la cara. Sin olvidar
las enfermeras que te parecen todas iguales, o el médico de turno que no es
simpático, o la gente encerrada en su casa, en pisos de cuarenta metros, en
habitaciones. Pues toda esa gente me ha dado una lección de humanidad, y me ha
demostrado que en este cruel e injusto mundo hay más gente buena de la que yo
creía. Esa gente buena unida, como lo está ahora, me ha demostrado que es capaz
de sobrevivir a cualquier cosa. Me ha demostrado, que sin ser ricos ni poder
dar millones a Sanidad, ellos también aportan su grano de arena. Quizá el más
importante de todos: la solidaridad, las ganas de luchar y vivir. Y a lo mejor
es porque no les importa que el que esté enfermo sea marqués o político, gitano
o negro, contable o ingeniero, o que el que esté escuchando en su balcón como
cantas Resistiré está sentado en una
silla de ruedas o en una residencia.
Estamos dando una lección al mundo de solidaridad al salir a los balcones y
ventanas a aplaudir. Es más importante de lo que creemos. Porque aplaudir todas
las noches a las 8 de la noche por la gente que se juegan la vida por nosotros
no es una tontería. Los aplausos se oyen en el mundo entero. Muchos dirán que
solo son aplausos, que no es dinero que dan, pero esos aplausos valen millones
de euros de ilusión y lucha. Y cada médico, cada enfermera, cada policía, y
cada trabajador/a que cada día sale a ayudar a los demás, que no se olvide
nunca que un país entero sale a las 8 de la noche a aplaudirles. Nunca jamás,
ningún artista tuvo tantos aplausos. A partir de ahora pensaré que aún no está
todo perdido gracias a esa gente buena que no sabía que existía. Gracias por
haberme abierto los ojos y volver a creer en la bondad del ser humano.
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