Ante todo que vaya por
delante que soy un chalado de los que nombra la señora Armengol por defender el
castellano. Y para colmo, auque soy mallorquín (Ramis), me expreso mejor en
castellano. Por eso no entiendo esa maniaca obsesión que tiene la señora
Armengol con el catalán. Si fuera por ella en la isla lo tendría que hablar
todo el mundo, sea un asesino, transexual, turista o político. Todo el mundo.
Dice que supondría una tragedia que se perdiera. ¿Tragedia de qué? Pero como yo
soy un chalado no me importaría que se perdiera el catalán en las islas
mientras que nuestro mallorquín siguiera vigente. La mayoría de mis amistades
son mallorquinas y hablan mallorquín y no tienen ningún problema. Es más, con
ese afán de la señora Armengol con que todo quisqui hable catalán, se están
haciendo anticatalanistas. Son poquísimos los mallorquines que no se expresan
en mallorquín. Estaremos todos muertos y el mallorquín lo hablarán los hijos de
nuestros nietos. Porque yo creo que el catalán es un problema político de
intereses que cuatro listos, como dice la señora Armengol, no quieren dejar de
vivir del cuento defendiéndolo. ¿Se han preguntado cuántas personas viven del
catalán? Se sorprenderían, se lo aseguro. ¿Cómo puede decir una política como
la señora Armengol, socialista para más señas, que perder el catalán sería un
vergonzoso símbolo del escaso aprecio contemporáneo por la riqueza cultural?
¡Dios mío! ¿Cómo se puede decir semejante barbaridad cuando los políticos de
turno han dejado destrozar a nuestra bella Mallorca? Siempre me acordaré de un
político del AP que me dijo, con respecto a la demolición del Teatro Lírico.
Dijo: “Garrido, los turistas quieren jardines no teatros.” Esta es la auténtica
idiosincrasia del político mallorquín: pasar de todo. Por eso hemos permitido
que hayan destrozado nuestro paisaje, nuestras calles, nuestros edificios
emblemáticos, etcétera, etcétera. Durante años y años vi pasar las galeras por
el barrio chino lleno de putas y macarras sin que ningún político dijera nada.
Hace años que veo gente (no sé si hablan catalán) haciendo cola para obtener un
miserable bocadillo en la iglesia de los Capuchinos. No me venga con el puto
rollo del catalán, váyase usted a pasear por la calle y oirá a la gente hablar
en mallorquín. No mezcle el mallorquín con el catalán, por favor. Nosotros
somos mallorquines, como lo fueron mis tatarabuelos, no catalanes. Pocas cosas
tienen que hacer ustedes que se preocupan por el catalán de los catalanes. En
todos los centros de enseñanza tiene que haber la opción de poder estudiar en
catalán y en castellano, y en todos, el inglés. Así de fácil. Como la señora
Armengol no es una chalada ni una dictadora como Franco, que quería que todo el
mundo hablará castellano, lo entenderá. No veo que sea tan difícil que todos
hablemos lo que nos de la gana.
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